La Perrita de George

Pirulo es la perrita del imperio.

Una perrita chichuahua que le mueve la colita. Le mueve la colita cuando le vende suficiente crudo para que la maquinaria militar imperial no se quede sin energía; pero también para no quedarse sin los vitales narco-petro dólares necearios para mantener el poder del nuevo imperialismo bolibanano. Le mueve la colita cuando le compra la comida que escasea en todos los anaqueles.

La perrita le mueve la colita a George cuando paga, obediente y diligentemente las deudas en dólares (carco-petroleros) a la banca internacional, principalmente neoyorquina; y, como si esto fuera poco, paga además las deudas en dólares que -con los mismos caimanes- tienen la Argentina, Bolivia y Nicaragua (la ecuatoriana no la paga porque Correa resultó respondón y se las da de economista). Por eso no sólo es una perrita, sino que es una perrita regalona, y no deja de mover la colita.

Como vemos, mientras sea la perrita de George, los Estados Unidos no tiene ningún interés en desaparecerlo. Too good to be true, dirán algunos que manejen el lenguaje imperial...