A cuatro meses

En diciembre próximo son las elecciones para elegir diputadas y diputados a la Asamblea Nacional. En la resaca creada por la abstención del pasado fin de semana, las perspectivas del país no lucen buenas, ni regulares, ni malas. Son pésimas.

Por un lado, el hecho de que los gobierneros de la Asamblea se hayan negado a siquiera hacer el esfuerzo de nombrar a una nueva directiva del CNE debe iluminar a aquellos que todavía creen en las buenas intenciones del regimen. ¿Para qué cambiar a quienes están haciéndole el mandado al Goriloro? No lo criticamos, ni siquiera porque sea por su propia omisión criminal la que produjo este directorio accidental.

Por otro lado, de acuerdo con la Bicha (ojo, no confundir con Marisabel), el directorio, una vez nombrado, no puede ser destituido sino por las causas y en las condiciones que ella establece. Por eso es que ahora, en la república bolibanana, el CNE es el pricipal órgano de un poder autónomo, al mismo nivel -teórico, está claro- que el presidente o presidenta.

Por lo tanto y por mas despreciables que sean individualmente, colegiados e ilegítimos por haber sido nombrados de manera irregular y accidental. Nos los tenemos que calar, como nos los calamos para el referendo, en donde se estrenaron con el bestial fraude, y luego todo lo que ha seguido y sigue siendo una actuación displicente y criminal.

Y por el otro, la oposición colaboracionista, esa que acudió a las elecciones y, como en el caso de Primero Justicia y el Nuevo Tiempo y hasta logró avances electorales importantes -hasta vitales-, empieza a entender el significado de la bestial abstención de las elecciones locales del pasado fin de semana. De cada 10 electores, 8 se abstuvieron o les supo a carato de parcha. Independientemente de los llamados desesperados de gobierneros, colaboracionistas y burócratas electorales.

Para Rodrigo Cabezas, las carcajadas se le paralizan en un ríctus que parece de sorpresa, pero en verdad es de terror. Porque ahora, en el país, hay 11 millones 250 mil ciudadanos, preparados (y preparadas) a decidir qué hacer en las próximas elecciones. Y tu, diputado o diputada Cabezas, también te puedes quedar sin chamba en diciembre.

bang!